lunes, 5 de marzo de 2012

El Arte de escribir y el Oficio de escribir.



Yo no me dedico a escribir por vocación ni por ánimo de lucro. No creo tener lo primero y si confiara en lo segundo hace tiempo que habría guardado los bolígrafos para dedicarme a otra cosa. Sin embargo tengo, entre otros defectos, el de no ser capaz de controlar mi imaginación y necesitar plasmar en papel las historias que se me ocurren.

Viene esto a cuento porque en algunos eventos a los que he asistido y en más de una reunión de juntaletras, ha acabado saliendo por algún lado la cuestión de si es procedente diferenciar el Arte de escribir del Oficio de escribir. Y no deja de ser curioso que en la gran mayoría de las presentaciones una pregunta que nunca falta es si económicamente se puede vivir de la literatura. Bien, el tema interesa, hay amigos y amigas a los que les gusta escribir y que quieren saber a qué tendrían que enfrentarse. Pues veamos.

Para empezar, ¿para qué escribes? Es una cuestión importante porque si escribes para contar historias, para transmitir un sentimiento o compartir cierta emoción con tus allegados y seres queridos quizá no necesites entrar en el peliagudo círculo de editoriales, distribuidores y librerías. Hay mecanismos, tanto físicos como digitales que hoy nos permiten hacerlo. Pero ¿y si tu deseo es que esa creación literaria, artística, llegue lo más lejos posible? Aquí está la entrada del laberinto.

A menudo solemos asociar la frontera entre arte y oficio con la separación entre las dos visiones anteriores. Cuando se escribe por placer, por la ilusión de contar algo, el esfuerzo se encamina al cien por cien hacia la belleza, la calidad estética y narrativa, que se alcanzará en un grado u otro dependiendo de la pericia de quien escriba. En el hecho de ser leído estará el éxito, y con éste el placer y el goce.

Pero cuando junto al cuidado estético viaja la presión por ser aceptado, por alcanzar al gran público y por ser lo suficientemente rentable como para disponer de una siguiente oportunidad de publicación, ¿disfruta el autor del mismo modo?

Son muy pocos los capaces de aunar el talento artístico con el oficio necesario para resultar rentable en este mundo de mercadeo, y creo que podría decir lo mismo de todas las artes plásticas. Personalmente valoro tanto el goce por escribir lo que uno quiera que animaría a todos los que sientan como yo a no obcecarse con alcanzar la publicación a cualquier precio sino que disfruten de las herramientas que la red y otros medios nos ofrecen para compartir nuestros sueños, ideas y sensaciones.

Y bueno, por qué no intentarlo. Encontrar el equilibrio suficiente entre Arte y Oficio no permitirá, en casi ningún caso, vivir de las letras, pero si se está dispuesto a afrontar la crítica y el rechazo puede que antes o después el éxito también asome la patita. Y ahí seguimos.