jueves, 5 de julio de 2012

Lecturas de Verano.



El calor, los días más largos, para algunos las vacaciones, el verano es época de libros, de lectura en la terraza con un té o con una copa, de arenilla entre las páginas si cometemos el horror de llevarnos un libro a la playa, de alejarnos de la tensión del resto del año y sumergirnos en historias de papel y tinta. Les animo a que esta sea su rutina de todo el año pero, no lo neguemos, todos vamos a buscar un qué leer este verano.

Y como ustedes yo también, y me nace comentarles qué voy a leer estas semanas en las que no pienso poner la tele salvo para seguir con más o menos interés la Eurocopa y la Olimpiada, que no está el Telediario para muchas alegrías. Y les invito a compartir conmigo dos lecturas, la primera un descubrimiento inesperado, la segunda una cita ineludible, como esa reunión con el familiar lejano que una vez al año viene a visitame. Estas son.

En primer lugar, debo reconocerlo, no podría aunque quisiera detener ahora la lectura de la saga épica y fantástica, en todos los sentidos, de Canción de Hielo y Fuego, de George R. R. Martin. No soy yo, nunca lo he sido, lector de dragones y princesas, siempre se me atragantó el estilo sobrecargado de ese tipo de lecturas, pero en Juego de Tronos y Choque de Reyes capítulos I y II de una familia de cinco- he encontrado una aventura magnética y adictiva, muy entretenida y para colmo narrada de tú a tú, como a mi me gusta. La recomiendo les guste o no la serie de televisión.

Y la segunda lectura que acometeré este verano es la nueva novela de Stephen King, titulada 22/11/63, en la que el maestro de Maine entremezcla una de sus pesadillas con el misterioso asesinato, en la fecha a la que alude el título, del presidente americano John Fidgerald Kennedy. No pondría en un altar ni la mitad de lo que ha escrito el señor King, pero me apetece mucho echarle un ojo a cómo ha diseccionado una fecha tan interesante.

Y fuera ya de estas elecciones personales, lo que les pido, casi les exijo, es que lean, que lean cualquier novela que les guste, que relean, si prefieren, sus favoritos, que las páginas de un libro ni recortan ni abandonan y, que se sepa, nunca han hecho daño a nadie.