domingo, 5 de agosto de 2012

25 Semanas Negras.



La Semana Negra de Gijón es un evento muy especial. Cómo si no iba a ser conocido en el mundo entero, cómo podría, como se dice, haber situado a Gijón en el mapa internacional, cómo podría convertirse si no en el centro de atención cultural y de ocio en nuestro país durante diez días al año durante el último cuarto de siglo.

Porque ferias del libro hay muchas. Lugares emblemáticos, plazas o parques que se llenen de casetas de librero durante una semana, con suerte, o, si es en Canarias, un par de días, hay. Festivales donde lo literario pasa casi desapercibido porque, sabiduría popular, es más de lo mismo, sobran.

Sin embargo el autor de novela negra, fantástica, social, de cómic o de terror mataría por ver su nombre en el programa de la Semana Negra, ¿por qué? Durante 25 meses de julio las mejores firmas de la literatura policiaca y muchas de las mejores de cualquier género han paseado por las calles de Gijón y dejado su sello en esas carpas, algo tendrá.

Y lo que tiene, además de un entorno inigualable, la preciosa ciudad asturiana, es un cuidado por la literatura fuera de toda duda, un desvelo que eleva de categoría cualquier obra presentada, porque un espacio en la SN no se le regala a nadie. Tiene un público fiel, devoto, digan lo que digan politicastros obtusos que no ven más allá de intereses ideológicos, que abarrota el recinto, día sí y día también, consiguiendo cifras de ventas de libros que los mejores eventos literarios de este país ni sueñan. Porque no es cualquier cosa, es la Semana Negra de Gijón.

Este pasado mes de julio tuve la suerte de vivir mi segunda Semana Negra, de presentar allí Última parada: la casa de muñecas. El año pasado pude conocer a dos de mis referentes, Ramsey Campbell y Dennis Lehane, entre otros. En esta ocación he charlado con Maruja Torres, Santiago Gamboa o Juan Guinot, por sólo nombrar a unos pocos.

Lo primero que llama la atención al entrar en el recinto de la SN es la majestuosa noria que corona las siluetas detectivescas que identifican al evento. Porque parte del secreto -a voces- de este festival único es la comunión entre ocio y cultura, la mezcla de casetas de libros con otras de perritos calientes o pulperías, las carpas literarias con los coches de choque y el mercadillo. Los lectores vamos allí al olor de las novelas y caemos en las atracciones y en los conciertos. Los fiesteros acuden buscando feria y sidra y acaban enganchados a las charlas de estos grandes autores. Unos y otros disfrutamos juntos. Y eso es fiesta, y eso también es literatura.

La Semana Negra cumple 25 de lucha pero también de alegría, sobre todo de alegría. Y, desde luego, sigue.
http://www.semananegra.org/