jueves, 5 de diciembre de 2013

Contar una historia, vivir una historia.

Supongo que la palabra mágica para cualquier escritor es, y debe ser, IMAGINACIÓN. Fíjate sólo cómo suena, qué te evoca cuando la lees o cuando la oyes. Imaginar significa para el contador de historias lo mismo que AGUA para el nadador o AIRE para un atleta. Es la pintura del artista, la música del bailarín o las cuerdas del guitarrista. No podemos escribir sin imaginación, no podemos soñar sin el aliento que anima los sueños.

La imaginación, además, puede y debe entrenarse. La entrenamos leyendo, la entrenamos viendo y escuchando, la ejercitamos jugando cada día. Y si acertamos con la práctica correcta no dejará de crecer, de expandirse y de multiplicarse. Caray, ¡la imaginación de un escritor puede resultar incontrolable!

La imaginación nos supera a menudo, es cierto, y ese es el momento en el que debemos pensar en sentarnos en un escritorio a prestarle atención. Quizá, si no lo dejamos escapar, ese momento cambie nuestra vida y nos lleve del rincón del lector al rincón del escritor, como esa Alicia pasando al otro lado del espejo, como ese actor que decide dejar de actuar y atreverse a dirigir su propia obra.


Y escribir, dejar tus dedos volar empujados por la imaginación, es insuflar vida a sueños y a voces, a caras y a nombres, a acciones y reacciones que bullen en nuestro pecho. Escribir es soñar despierto, es aunar todo lo que has leído, todo lo que has aprendido y crear un monstruo de Frankenstein con pedazos de recuerdos y de experiencias, con emociones y aventuras vividas o que hubieras deseado vivir.

Hay pocas cosas más grandes que pintar tus propios cuadros, que componer tu propia melodía o que escribir tus propios cuentos. Crear, entregar un pedazo de ti al mundo, es el soplo que hace latir el corazón del artista. No hay palabra mágica ni truco de prestidigitador que te haga escribir mejor o más rápido, no hay receta que convierta tu guiso de letras en igual de sabroso para todos y cada uno de tus lectores. Pero no debe haber, tampoco, miedo a equivocarse.

Porque escribir no es recibir el calor del público, claro que no. Escribir es poner en papel, o en tinta electrónica, esos sueños y aventuras que no quieres que se te olviden. Darles forma, darles calor, cocinarlas a tu gusto y, si quieres, compartirlos con quien pueda aceptar leerlas.

Escribir es soñar despierto. Si ya has hecho eso, ya eres escritor.


martes, 5 de noviembre de 2013

¡Menudos periodistas!

He de confesarles, como escritor y como docente, que pocas cosas hay más satisfactorias que encontrar a un niño o una niña escribiendo. Escribiendo por placer, relatando sin el yugo de unos deberes escolares. Decía un clásico que la escritura es alimento para el alma, ya que poner sobre papel pensamientos, ideas o dudas íntimas ayuda a calmar los miedos y reconforta el espíritu.
Yo lo siento así, qué les voy a decir si vivo para contar cuentos, y por eso cada vez que atisbo que algún amigo, compañero o vecino está dedicando tiempo a pulsar teclas por diversión o realización personal me siento dichoso. Mucho más, imaginen, cuando se trata de un niño.
Y yo sé de buena tinta que a los niños les encanta inventar historias y aventuras, y que además aprender a escribir les supone un subidón que los adultos debemos ayudarles a explotar. No podemos permitir que la pereza, la timidez o la vergüenza —las tres zetas más horrendas— quizá corten de raíz la ilusión narradora de nuestros pequeños.
Con esta ilusión nace el periódico escolar de nuestro colegio, el ya famoso Playa Blanca News. Poco más que un blog sencillo en el que los alumnos de sexto nos van a contar todo aquello que suceda en nuestro pueblo y en nuestros alrededores. Noticias locales, culturales, deportivas, entrevistas y reportajes, entre otras muchas cosas, tienen cabida en esta publicación online que ya espera sus visitas.

Nuestra dirección es playablancanews.blogspot.com.

Mi papel en esta nueva aventura con la que pretendo hacer saltar en nuestros jóvenes la chispa de la curiosidad y la investigación será sólo el de gestor y organizador de contenidos pero quiero dejar claro que todos y cada uno de los artículos van a ser elaborados, con mayor o menor acierto, exclusivamente por nuestros alumnos. Playa Blanca News es SU periódico.
Yo les invito a entrar ya en él y descubrir el talento de estos jóvenes reporteros. Encontrarán una interesante colección de recomendaciones de cine, música o videojuegos que ya quisieran muchos críticos de postín. Junto a ellas reportajes, con la mejor y más elaborada información. También encontrarán humor, además de eventos culturales y artículos de opinión. Créanme, entre nuestros chicos y chicas hay madera de periodistas.

Pero también les debo confesar un miedo: que la ilusión inicial por formar parte de un proyecto tan bonito y compartido con toda la blogosfera se diluya lentamente si las aportaciones de los chavales dejan de fluir y se convierten en esporádicas. Me daría mucha pena tener que poner fin a nuestro diario por falta de artículos, de modo que apoyen a nuestros reporteros, denles ideas, motívenlos y anímenles a redactar en pocas líneas todo lo que les llame la atención. Pongan a su alcance periódicos y revistas, telediarios, llévenlos a eventos que luego puedan convertir en crónica. Seguro que no serán visitas en balde. Avisen a sus familiares que tienen en casa un periodista, visiten juntos la web y, por encima de todo, disfruten de lo que nuestros críos son capaces de hacer si les damos la oportunidad y la confianza.

sábado, 5 de octubre de 2013

Leer más para leer mejor.

Con la llegada de cada nuevo curso siempre me gusta tantear los gustos lectores de los niños y niñas con los que voy a trabajar y, si se dejan, picarles un poco la curiosidad con novelas que a pesar de ser conocidas y capitales probablemente no han descubierto todavía.
A menudo me encuentro sorpresas agradables, chavales que leen libros de categoría desde bien pequeñitos, pero lo normal es que a estas alturas aún les sigamos comprando novelillas infantiles plagadas de dibujitos y cuyas historias y tramas no tienen ningún aliciente real para los jóvenes lectores. Vamos, que no les enseñan nada.
Yo he tomado por costumbre recomendar cada septiembre los siguientes cuatro libros y, el que quiera, que tome nota y los busque.
El primero siempre es “El Hobbit”, de J. R. R. Tolkien, la novela de aventuras por antonomasia. A partir de ahí se puede leer el resto. Le sigue “Las Brujas”, de Roald Dahl, que combina la inocencia infantil con el suspense y el humor. Después recomiendo “Cuentos por teléfono”, de Gianni Rodari, una sucesión de relatos breves que despertará su imaginación y les hará soñar. Y por último, no puede faltar, “Las Aventuras de Sherlock Holmes”, de Arthur Conan Doyle, por motivos que no hace falta ni que explique.
Sin embargo, en esta ocasión me he propuesto recomendar un puñado de novelas también para el público adulto, y siendo éste el mes del terror, he pedido ayuda a cinco de los mejores escritores actuales para que me ayuden. Aquí van sus recomendaciones.
Darío Vilas (“El hombre que nunca sacrificaba a las gallinas viejas”, Tyrannosaurus Books) recomienda leer a Richard Matheson, lo cual es una excelente idea. Apuesta por “Soy Leyenda” y “El último escalón”.
Juan de Dios Garduño (“El Arte Sombrío”, Dolmen) propone sin dudarlo “Fantasmas”, de Dean Koontz, y de verdad es una novela impresionante.
Javier Pellicer (“Legados”, Holocubierta) recuerda “Drácula”, de Bram Stoker, como el primer libro que le enganchó al terror fantástico. Qué voy a decir yo...
Víctor Blázquez (“El Cuarto Jinete: Armaggedon”, Dolmen) reivindica su pasión por Stephen King y por la novela que compartimos como uno de los pilares del género: “El Misterio de Salem’s Lot”.
Y Daniel Pérez Espinosa (“Nekromanteia”, Dolmen) recomienda con fervor los relatos de Lovecraft recopilados en diferentes tomos, por poner dos ejemplos: “Los mitos de Cthulhu” o “El Horror de Dunwich”. Son lecturas obligadas, sin duda.
Y bueno, por mi parte, sin dejar de recomendar las novelas de mis cinco colaboradores especiales, a los que estoy más que agradecido, apostaré tres cuartas partes a los relatos de Edgar Allan Poe y el resto lo dividiré entre “Los Ojos del Dragón”, de Stephen King, para lectores más jóvenes, y entre la ciencia ficción de Carlos Sisí y su “Panteón”, reciente premio Minotauro.


 Lecturas buenas y bonitas, sin duda, fáciles de encontrar, que nos ayudarán a leer mejor. Espero sus opiniones.

jueves, 5 de septiembre de 2013

Nuevo curso, nueva ilusión.

Termina otro agosto de calor y de cuenta atrás pero nace un septiembre prometedor que, como cada año, sirve de pistoletazo de salida a un montón de proyectos y a un otoño ilusionante. Septiembre es el mes de renovar el vestuario, de tomar decisiones, de cambiar los hábitos perezosos del verano y de ponerse las pilas. Es el mes en el que cambia la parrilla televisiva, en el que los ministros saltan de una cartera a otra -o a ninguna, menos mal- y el de engancharse a una nueva liga, con la misma seguridad de que este año sí.
Y también empieza un nuevo curso escolar en Playa Blanca. Uno en el que nuestros estudiantes de secundaria seguirán levantándose casi de noche para llegar a su instituto a tiempo y en el que nuestros niños y niñas de primaria seguirán hacinados en un cole que se quedó chico hace tiempo.
Es curioso lo que sucede en el CEIP Playa Blanca, un colegio en el que de un curso para otro cambian más los profesores que los niños. Uno de los centros más deficitarios y al mismo tiempo de los de alumnado más numeroso. Pero a la vez, sin duda, el mejor en el que haya trabajado, en el que más ganas le echamos entre todos para salir adelante.
Y este curso promete. Prometemos, cuando menos, trabajo. Una directiva completamente renovada respecto a los últimos años y una plantilla de profesores que mezcla experiencia con la ilusión del recién llegado, prometemos sacar lo mejor del que sin duda es el alumnado más afortunado de la isla. Porque nuestros chicos y chicas son más que en ningún otro sitio, conviven en plena integración con infinidad de nacionalidades distintas y con la riqueza que otorga la variedad de procedencias, de costumbres y de peculiaridades.
Son chavales que se saben desenvolver en un centro de tres décadas adaptándose a barracones de plástico, a patios despellejados por el calor, a verjas caídas y a la falta de espacios y de profesorado, especialmente de apoyo. Alumnos acostumbrados a trabajar a diario en un cole masificado y sobreexplotado, muy lejos de los más modernos y privilegiados de la isla.
Un centro donde los recortes y la falta de atención de las administraciones resultan crueles obstáculos que tendremos, otro año más, que superar, pero que no nos frenarán. Un centro que cuenta ya con comedor, con transporte y, por fin, con un AMPA con intención de comenzar proyectos.
Pero la normativa es a menudo férrea y las posibilidades de un cole de nuestras características, escasas. Antes de poner el punto final les pido comprensión, padres y madres de Infantil, porque la etapa de 3 a 5 años no es obligatoria y por lo tanto no está en nuestra mano garantizar a los peques los servicios que la Consejería sí da a los mayores. Qué más quisiéramos, estamos en ello.
Y sin más, un ruego y un empujoncito. El ruego es que consigan que nuestros niños y niñas hagan los deberes, trabajen y sigan leyendo en casa. El empujón es para que den, junto a nosotros, un golpe en la mesa y consigamos que se termine y abra la guardería municipal atascada en la cancha trasera y que nos caiga del cielo un centro nuevo que integre infantil, primaria y secundaria cerquita del pueblo, no en Mácher. ¿Imposibles? No, solamente improbables.
Feliz curso 2013/14 a todos.





lunes, 5 de agosto de 2013

Nostalgia irreverente.

Desconozco si otras generaciones anteriores a la mía han vivido este fenómeno tan curioso que nos asalta en los últimos años a los nacidos en los setenta y en los ochenta, y que consiste en disfrutar como enanos de la nostalgia. Me refiero al placer de recordar objetos, programas, músicas y hasta películas de nuestra infancia con una sonrisa boba en la cara y convencidos de que como aquella época no volverá a haber ninguna otra. Habrás visto ejemplos a montones.
Internet es un caldo de cultivo para todo tipo de plataformas y algunas de las que más éxito tienen son las que tratan este revival ochentero con cariño y grandes dosis de buen humor. Grupos como ‘Yo nací en los ochenta’ o ‘Yo también fui a EGB’ acumulan seguidores.
Hay incluso directores de cine y televisión concienciados en recuperar aquel espíritu lúdico y naif del entretenimiento ochentero —¿también has pensado en Los Goonies?—, por no hablar de la cantidad de remakes de películas y series de esos años que se están produciendo.
Los ochenta se han puesto de moda, quién lo iba a decir, pero ¿qué echamos de menos de esa época? Quizá que al ser más pequeños veíamos las cosas de una manera distinta. Quizá que con dos únicos canales de televisión conocíamos menos de las atrocidades que suceden en el mundo. O quizá que nuestro país despertaba de un letargo demasiado prolongado y todo nos parecía ilusionante.
Nos invade la nostalgia y lo divertido es formar parte de ella, hacer un viaje al pasado para reírse de uno mismo. Así nace Peta Z: no mezclar con refresco de cola. Resulta que hace un año, durante la primera edición del festival literario Celsius 232 de Avilés que rinde homenaje a lo mejor del terror y la ciencia ficción, algunos de los buenísimos y jóvenes autores de los que os hablaba el mes pasado y un servidor nos propusimos dedicar un guiño cariñoso pero un poco puñetero a esa infancia que tanto añoramos. La propuesta fue crear de la nada una antología de relatos cortos descerebrada y descacharrante.
¿Te gustaban Heidi, Marco, Los Osos Amorosos, Ulises 31, Epi y Blas, Mazinger Z, Los Caballeros del Zodiaco o Campeones? Espero que sí, porque en Peta Z ahora los vas a encontrar convertidos en zombis.
El proyecto nació con vocación de entretener y divertir y desde el primer momento quisimos que fuera gratuito. Así que ya puedes encontrarlo en la Internet, ya sea en las redes, en Amazon o en la web de su editorial, http://www.sportularium.com, y descargártela sin cargo alguno. De lo que se trata de echarse unas risas con estos calores.

Por cierto, mi relato es sobre Dragones y Mazmorras, mi serie favorita. Espero que a todos, de cualquier edad, os guste.

viernes, 5 de julio de 2013

Lecturas de verano. Nacional y bueno.

Me gusta, como cada año, plantearme la llegada de julio como una oportunidad de adelantar lecturas que llevo atrasadas, de desconectar de los programas de televisión habituales y sumergirme en ficciones mucho mejor pensadas y elaboradas con más cariño: las de las buenas novelas. Y al igual que el año pasado me gustaría compartir con todos lecturas que no pienso perderme. Esta vez, además, con el placer añadido de hablar de novelas de chicos y chicas jóvenes, españoles, y buenos amigos, gente a la que merece la pena conocer y apoyar. Leedlos.
Se dice que vivimos en un mundo global pero eso debe ser del estrecho para arriba. Aquí, nuestro sistema de aranceles y las estupendas condiciones para el comercio nacional hace que pequeñas editoriales de mucho empuje pero recursos limitados ni siquiera se planteen enviar libros a Canarias. Esto supone que autores jóvenes que están triunfando en nuestro país a niveles impensables hace unos años sean completos desconocidos en nuestras islas. Pero bueno, yo os los presento y con suerte alguno de vosotros se animará a pedírselo a los libreros o a comprarlo por Internet.
Uno de estos autores es Juan de Dios Garduño, multipremiado y conocidísimo chaval de Córdoba que encabeza una estupenda generación de novelistas españoles. Autor de Y pese a todo (Dolmen) con la que se dio a conocer y que pronto se convertirá en película, este año ha triunfado con el estremecedor drama El Camino de Baldosas Amarillas (Tyrannosaurus Books) y acaba de publicar El Arte Sombrío (Dolmen) donde explora los recovecos del psicokiller en un pueblo americano de película.
Darío Vilas es uno de mis escritores de cabecera, un narrador con un estilo muy particular que desde Vigo estrena El hombre que nunca sacrificaba a las gallinas viejas (Tyrannosaurus Books), en un ejercicio arrebatador del conocido como realismo sucio. Imperdible.
La editorial Dolmen es conocida en toda España como potenciadora del género zombi, aunque aquí es muy difícil de encontrar por los motivos que os dije arriba. Pero si te gusta el mundo Z no puedes perderte a Víctor Blázquez y su El Cuarto Jinete, del que acaba de estrenar segunda parte, ni a Daniel Pérez Espinosa que en estos días publica Nekromanteia, ni a Alfonso Zamora Llorente y De Madrid al Zielo ni mucho menos a la canaria Macu Marrero con Red Zone, uno de los exitazos de la temporada.
Si lo tuyo es la novela histórica no te pierdas Legados, de Javier Pellicer, y si prefieres la fantasía épica a qué esperas para conocer al canario Rayco Cruz y su trilogía sobre el guerrero Pranthas.
A mí, que me pica el gusanillo de la ciencia ficción, me falta tiempo para devorar Panteón (Premio Minotauro 2013), del malagueño y ultrasimpático Carlos Sisí, autor de Los Caminantes o La Hora del Mar.
Antologías como Ácronos o Fantasmagoría, autores consagrados como Emilio Bueso, Javier Cosnava o el tinerfeño Víctor Conde y nuevos nombres como Virginia Pérez de la Puente, Concha Perea o Jesús Cañadas, Ignacio Cid, Ángel Sucasas, Javier Quevedo, y me dejo a muchos. Todos jóvenes y españoles, todos luchando por abrirse paso en las letras, todos buenísimos y contrastados, búscalos en la red y disfruta un verano de nuevas y excelentes lecturas.



miércoles, 5 de junio de 2013

Editoriales digitales.

Mantenía una conversación el otro día con un grupo de libreros que culpaban de la bajada de ventas al nuevo formato electrónico y a la piratería. Yo, la verdad, no pude disimular mi desacuerdo y me amparaba en ciertos datos y además en dos sentidos muy poco valorados hoy en día: el sentido común y el de la vista.
Les explicaba que el lector electrónico está aún muy poco extendido en España, la venta de ebooks supone todavía un porcentaje muy bajo de las ventas totales, por no hablar de que un ebook de un autor conocido o de un libro exitoso suele tener también un precio demasiado elevado. Por otro lado, muy poquitos de los libros que copan las listas de ventas, por no decir ninguno, han salido siquiera en ebook. Busquen a Grey, Juego de Tronos, biografías de alcurnia o a Jorge Javier en digital, verán que sus editoriales ni se plantean editarlos en ebook porque sus lectores se los llevan en papel a paladas.
La piratería. Basta echar un vistazo a los engendros escaneados que se suben a la red para ver que el pirateo de libros sigue sin merecer la pena. Si el precio del ebook es justo, siempre será mejor descargar por lo legal un libro bien maquetado y adaptado al formato que dejarse los ojos leyendo archivos de pésima calidad. El que piratea es a menudo un cleptómano compulsivo que llenará su ordenador con cientos de pdf y doc que no podrá leer en su vida. Y ése no iba a ir a buscarlos a las librerías.
La vista. Si antes era habitual ver en los parques, la guagua o el metro a cinco personas leyendo, ahora vemos a las mismas cinco más dos o tres que leen en ebook ya sea en tabletas, lectores o teléfonos. Para los que nos gusta leer pero no nos podemos permitir tanto libro en papel como antaño, el ebook es una maravillosa alternativa. Para evitar chascos inesperados cuando has pagado un libro caro y ya en la página cien no hay quien lo continúe, el ebook también es un desahogo. El lector fiel de tal autor o tal saga no dudará en pillarlo en papel, sin tener que renunciar a leer otros libros por no poder costearlos.
La gente no lee porque hace otras cosas en su tiempo libre. Internet, los teléfonos inteligentes y las tabletas han traído un montón de nuevas opciones de lectura, pero también de jugar, chatear y relacionarse. Quizá está ahí el quid de la cuestión, en si la lectura sigue ocupando un lugar principal en nuestro ocio, pero desde luego el libro digital y el de papel son perfectamente complementarios.
Sentencié entonces, para terminar, que el ebook no está haciendo bajar las ventas de libros sino las ventas de SUS libros. No son pocas las librerías que a través de sus páginas web ya están vendiendo libros electrónicos en colaboración con las editoriales. El Corte Inglés vende ebooks, la Casa del Libro también, Amazon y Fnac no dejan de ser una enorme tienda de todo y venden libros electrónicos.

Así, están naciendo nuevas editoriales digitales y las grandes editoras están abriendo nuevas ramas para editar libros electrónicos propios. Es el caso del Grupo Planeta, por ejemplo, con quien a través de su nuevo sello, Ediciones Tagus, tengo la suerte de estrenar mi nueva novela, “Despiértame para verte morir”, en flamante, barato y ajeno a las fronteras formato digital.

domingo, 5 de mayo de 2013

Las letras al sol no se derriten.

Apenas hace unas horas que hemos echado el cierre, ya casi sin voz, a una jornada intensa de Feria del Libro en Playa Blanca. El calor no se alió esta vez con Don Quijote, Sherlock Holmes, ni mucho menos con Edward y Bella ni con Christian Grey, que de por sí son criaturas nocturnas, y nos regaló un arco esplendoroso de entre 32 y 38 grados que convirtió a los pocos resquicios de sombra y al agua tibia en protagonistas.
Aún así, siempre, las letras se abren camino y no creo que ni los amigos libreros de Arrecife que tuvieron a bien acercarse, ni las autoridades que nos halagaron con su participación, ni los brillantes poetas isleños que participaron en el recital, ni los cuentacuentos, ni los músicos, ni mucho menos los asistentes, se arrepientan de haber pasado esta jornada del libro tostándose con nosotros.
Para mí, lo más bonito fue compartir por segundo año consecutivo el atril con este elenco de poetas a los que admiro y que no dejan de sorprenderme, y asistir a la resurrección, al menos por un día, de nuestra añorada librería Barco de Papel, de cuyo stand casi desaparecieron mis novelas en un abrir y cerrar de ojos. ¡Lo divertido que fue volver a firmar libros junto a Javier!
Pero lo más especial fue el concurso de relatos. Mis compañeros en la asociación Castillo del Águila y yo mismo teníamos gran ilusión por organizarlo, era una idea que nos rondaba hace tiempo, pero no podíamos prever la respuesta que un certamen de cuentos cortos podría cosechar entre nuestros amigos, vecinos, estudiantes y aficionados a la literatura en general.
Pues menuda sorpresa. Tardó en arrancar, es cierto, pero a medida que se acercaba la fecha límite la catarata de relatos enviados a concurso resultó espectacular. Poco puedo decir que no sea bueno de todo lo que hemos leído. Aventuras piratas en Rubicón, apariciones fantasmales en Faro Pechiguera, visitas aciagas a medianoche, batallas espaciales, hechizos de magia para el corazón... La cantidad, calidad y variedad de los relatos recibidos nos ha sorprendido tan gratamente que ha hecho nacer la ilusión de repetir cuanto antes. ¿Se animarían a intentarlo de nuevo?
No puedo más que agradecer la colaboración de nuestros hoteles, restaurantes y empresas amigas que han enriquecido este certamen con sus premios, y por encima de todo la participación de niños y niñas, de escritores y escritoras en ciernes por hacernos disfrutar con su esfuerzo. Gracias a todos y enhorabuena.
Solamente nos queda una duda, una mancha en esta fiesta del cuento. Tener que dejar una categoría desierta por incomparecencia de los participantes es triste, feo y desagradable. Que no se presentara ni un solo relato válido -llegaron tres, pero ninguno cumplía las bases- de la categoría juvenil es una sorpresa que me ha dejado frío. No sé si llorar por la falta de apoyo e interés de nuestro instituto o si deprimirme directamente porque en un pueblo joven, dinámico y lleno de chicos y chicas capaces, a ninguno de ellos le llame, aunque sea un poquillo, la escritura.
Se dice que ellos son el futuro. Supongo que cuando ocupen cargos de responsabilidad, cuando les llegue la hora de ganarse la vida, llamarán a sus hermanos pequeños para que les escriban los textos.
En todo caso quiero despedirme con un guiño feliz a los que sí participaron, a los que con sus historias hicieron crecer esta magnífica Feria del Libro de Playa Blanca. El año que viene más, y en la playa, por favor.



sábado, 6 de abril de 2013

La magia del cuento.



Existe la convicción ciega entre los escritores de ficción que por más que nos guste terminar una novela, ponerle la palabra FIN y compartir con el mundo un buen tocho de varios cientos de páginas, lo que afina la cuerda, lo que lubrica los engranajes y lo que mantiene el motor en marcha es el relato corto, el cuento.

Cabe distinguir entre relato corto o cuento, se puede hablar de extensión, de temática, de estructura, pero habitualmente son dos formas de nombrar al mismo milagro: el de ser capaz de contar una historia completa, interesante y comprensible, en sólo unas pocas páginas. Si hablamos de microcuentos de 200 a 500 palabras, de relato como tal a partir de seis mil, de novela corta rozando las cincuenta mil y de novela en toda regla a partir de ochenta mil, el relato corto o cuento breve es ese espacio que queda entre las mil y cinco mil, más o menos, entre dos y seis páginas de nuestro editor de texto, como mucho. Ese es el marco de que disponemos para contar un inicio, desarrollar un nudo y darle un desenlace.

Y es una mágia extraña, desde luego. Hay autores que son expertos en sintetizar, en planificar y ordenar la narración y los hechos en ese espacio de manera que no le sobre nada, qué envidia les tengo. Yo soy incapaz de hacerlo de forma natural, siempre tiendo a pasarme y verme obligado a recortar, caray, disfruto más dando rienda suelta a los personajes y la situación sin tener que contar las palabras tras cada párrafo.
Sin embargo reconozco la liberación que supone contar una buena historia en pocas páginas. Me ha pasado pocas veces, lo reconozco, no me considero buen relatista, pero sí que aprecio el valor del relato como ejercicio, como acercamiento o como medio de exploración dentro de lo que conocemos como el oficio de ser escritor.

Porque ser escritor es un oficio, no cabe duda, uno que requiere unas condiciones especiales de trabajo, de inspiración, de herramientas, de tiempo y, a ser posible, de talento. De todos estos sólo los tres primeros podemos entrenarlos y el relato es, nadie lo negará, la mejor manera de hacerlo.

Ahora que tenemos en marcha el I Concurso de Relatos de Playa Blanca, me parece el mejor momento para animarles a todos a escribir un buen cuento que llame la atención del jurado. Como decía Stephen King, la mejor manera de convertirse en escritor es escribir, y éste sí que sabe lo suyo acerca del relato corto, largo y de todo tipo. También es un firme defensor de la lectura como autopista hacia la escritura, así que yo también se lo recomiendo: lean a Poe, a Cortázar, lean a Rodari, a Bécquer, conozcan las obras de los maestros del cuento breve y den rienda suelta a su imaginación. No saldrá, si no se intenta.

Yo les dejo, tengo que terminar un nuevo cuento de suspense que me tiene algo atascado. ¡Espero sus relatos para el concurso!

viernes, 15 de marzo de 2013

Un país de picaresca.



Cómo debe divertirse mi profesora de lengua, aquella de la que les hablé el mes pasado, al ver que nuestro país se convierte sin ningún pudor en una comedia del Siglo de Oro.

Nos movemos a diario entre crónicas que hablan de malandrines y bellacos, de pillastres de todo calado en un resurgir de las figuras literarias del XVIII que al final, visto lo visto, son las que configuran esta sociedad española tan dada, ay, a la triquiñuela. Debe estar en los genes, supongo.

Tenemos un Quijote al mando, que por no ver ni ve gigantes ni ve molinos, ni ve la prole de alfaraches y lazarillos que le crecen entre las barbas. Tenemos nobles metidos a pilluelos y hasta clérigos que actúan como legisladores, aunque sea de tapadillo. No deja de sorprender que de toda la soberbia producción de aquella época, es la picaresca y el engaño lo que nos haya quedado.

Porque hablando de figuras literarias, otros países pueden lucir a Robin Hood, que robaba a los ricos para darlo a los pobres, a Beowulf, luchando contra seres terroríficos por su pueblo, o hasta ese Rey Arturo, adalid de las causas nobles y del esfuerzo por gobernar con justicia. Aquí, bueno, aquí tenemos al Buscón de Quevedo o al Lazarillo de Tormes, y claro, con tan ilustres ejemplos es normal que nuestros mandamases hayan visto el campo abierto para sus fechorías.

De arribistas trampeadores y devotos hurtacepillos andamos sobrados, ni qué decir de sobornadores de postín, de fingidores profesionales y de artistas del donde dije digo, digo Diego. El ADN de nuestro país lo forman dos cadenas de pícaros y ladrones que de cuando en cuando se saltan un eslavón y dan cabida a un ciudadano justo.

Estoy exagerando, no me entiendan mal, aunque a ver quién al comer ficha, pudiendo contar veintiuno se pone medalla en pecho por quedarse en contar veinte. Que aquí ya nos conocemos todos y nuestro juego nacional es el mus, ése de mentir por señas.

Sin embargo estoy seguro que en algún lugar de España, quizá escondido o muy buen disimulado, hay un político más afín a libros de caballerías que de picaresca. Lo que pasa es que le debe dar vergüenza asomar la cabeza, ha de sentirse como el patito feo entre tanto cisne de cuello alto y bolsillo lleno.

Pero todo tiene un lado bueno, créanme, y ahora estamos asistiendo a un resurgir también de la importancia del lenguaje, de la semántica y de los requiebros del vocabulario. En otras palabras, cómo no decir lo que no hay que decir, y que parezca que se ha dicho algo.

Los esfuerzos de los políticos en este campo es como de triatlon intenso, no debe ser fácil escapar en cada declaración por la gatera. Y qué decir de los periódicos, intentando no pillarse los dedos al escribir lo que no pueden probar. Total, un lío divertido para disfrutar del poder mágico de las palabras.

Lo que nada tiene de divertido es el contenido. Esa conjunción espacio temporal de democracia y picaresca en la que las leyes y las palabras se utilizan para encumbrar y enriquecer a nuevos pícaros, esta vez profesionales.

La última, la de todo lo que se ha dicho es falso, salvo alguna cosa, no se le hubiera ocurrido ni a Quevedo. 


lunes, 11 de febrero de 2013

Al maestro que se va.



Los tiempos cambian, eso está claro. Cambia nuestra forma de vivir y con ella la de percibir aquello que nos rodea, lo que nos acompaña en este camino y también lo que nos guía durante el recorrido. Vivimos en un tiempo de desapego, de barullo, y perdemos de vista las figuras que desde siempre han vertebrado una sociedad, que la cimentan, cada una en su tiempo y en su justa medida. Una de esas figuras es la del maestro, tan denostada hoy en día. Resulta curioso que la generación mejor formada sea la que menos valora a aquellos que la formaron.

Sin embargo yo creo que maldecir o cuestionar la figura del maestro es solamente una pose de puertas afuera. Porque quién no recuerda a ese maestro, profesor o profesora, ese Don, esa Doña, que le enseñó a crecer con la lectura, que le ayudó a descifrar quebrados y a no trastocar tildes, que dibujó los pespuntes que lo modelaron como persona.

Yo recuerdo muy bien a Don Juan, por ejemplo, canarión afable de trazo gnomo que era la bondad en persona. Pobrecillo, falleció poco después de marcharme al instituto. Y recuerdo a Doña Lourdes, ya en Secundaria, reina malvada de la lengua y la literatura que nos metió por vena El Buscón y El Lazarillo y que invariablemente llevaba teñidos de carmín los bordes de los dientes.

Te pido un momento para pensar en tu propio maestro. Sí, ahí está. Casi puedo ver tu sonrisa. Y si eres de Playa Blanca, si tienes cierta edad, si has estudiado aquí, apuesto a que soy capaz de imaginar en quién estás pensando.

No me cuesta ver el pelo ensortijado, antes un poco más largo, la barba oscura, ahora cana, la sonrisa pícara, la broma en los ojos y esas manos que dibujan letras en el aire. Adivino la piel requemada, como dice él, y quizá ese perrillo coqueto correteando por la playa.

He pasado tres años junto a vuestro profesor, el maestro de todos, el de Playa Blanca, éste que ahora se va, porque todo ya ha aprobado. He aprendido todo aquello que no se enseña en la carrera, lo que implica ser maestro, mucho más que impartir clase, y por eso siento este hasta luego de una manera especial.

Se licencia este cantor, este escribidor de cuentos, formador querido y respetado con el Don de natural delante, y no me cabe duda que al volver la vista atrás las décadas de carros y carretas se convierten en sonrisas al ver sólo chicos y chicas agradecidos.

Por mi parte dos cosillas, un abrazo y un deseo. El abrazo por las lecciones, por los consejos compartidos y el abrazo compañero. El deseo, menos humilde, de llegar a los sesenta con la mitad de su energía y de su fuerza, y desde luego con el cariño de todos a cuantos tenga la suerte de dar clase.

Se nos va Don Jaime pero queda, Playa Blanca es su amor, me dijo, y que nadie me arrebate esa sonrisa de cruzármelo en el pueblo al otro extremo del cordón de su perrillo.


lunes, 7 de enero de 2013

Que se acabe este mundo, sí, y que empiece otro mejor.



Si están leyendo estas palabras quiere decir que los agoreros que tomaron la página final de un calendario milenario y lo convirtieron en la profecía apocalíptica por excelencia se equivocaban. La verdad es que me alegro, he escuchado tonterías finalistas muchas veces y ésta me viene especialmente mal por varias razones.

En primer lugar, creo que peor de lo que estamos es muy difícil estar, me temo que esta crisis y el comportamiento a la hora de afrontarla de políticos de ambos signos nos ha enseñado bastante y auguro cambios en el horizonte, no les quepa duda. Ey, igual resulta que sí va a ser el fin del mundo para ciertos individuos especialistas en vivir del pueblo, en lugar de para el pueblo. De momento Papagayo no va a tener hamacas.

Pero además del pavor que los que mandan deben tener a este 2013, hay muchos motivos por los que no me molaría nada poner fin ahora a esta aventura. Puede que no tengamos coches voladores ni estaciones espaciales donde suene el Danubio Azul, vale que lo más parecido a la teletransportación que hemos inventado siguen siendo esos viajes de avioneta temeraria que Don Binter nos factura a euro por minuto, que ni un taxi, oiga, y puede que mi sueño de cortar jamón con un sable láser deba ser aplazado por ahora, pero algunas otras cosas me siguen llenando de esperanza.

Insisto, que no estamos tan mal. Vale que si pensábamos avanzar en la cura de ciertas enfermedades no será en España, donde investigar está mal visto, y puede que las próximas generaciones acaben rezando antes de clase y maldiciendo el catalán, de momento la universidad la verán sólo hijos de banqueros y algún otro ahorrador de dinero escondido en el colchón, pero qué me dicen de Sálvame, quién necesita más universidad que ésa, y ésa la vemos todos. Lo comido por lo servido.

Vale, sí, las cosas están regular. Si te pueden birlar una paga entera de un soplido, si solicitar ayuda a un juez se convierte en artículo de lujo o si se cierran plantas de hospitales como quien se deshace de ropa que ya no usa, pero a la vez tenemos más políticos y senadores que Alemania, Francia o Inglaterra, igual las prioridades no están claras por ahí arriba.

Sin embargo no se engañen, todo esto no es más que por nuestro bien. Los que gestionan esta crisis piensan en nosotros y quieren enseñarnos a cultivar lechugas en las terrazas, el bello arte de plantar papas en las macetas y los beneficios de automedicarnos con eucalipto y manzanilla, que no está el horno para comprar medicinas. Quieren que aprendamos a gestionarnos mejor y, oigan, que a mi me parece la mar de tierno que las familias vuelvan a unirse, ya que ningún joven en paro podrá pagarse un alquiler, todos de vuelta a casa que es muy bonito y entrañable.

Por todo esto y mucho más creo que el 2013 va a ser un gran año. Además, sin Mundial ni Eurocopa anestesiante igual nos da por armarla y dar la vuelta a la tortilla, acabar de verdad con este mundo viciado y comenzar uno nuevo y, por favor, distinto.

Así que desde este barril les digo feliz año del cambio, feliz primer año de un mundo mejor.