jueves, 5 de septiembre de 2013

Nuevo curso, nueva ilusión.

Termina otro agosto de calor y de cuenta atrás pero nace un septiembre prometedor que, como cada año, sirve de pistoletazo de salida a un montón de proyectos y a un otoño ilusionante. Septiembre es el mes de renovar el vestuario, de tomar decisiones, de cambiar los hábitos perezosos del verano y de ponerse las pilas. Es el mes en el que cambia la parrilla televisiva, en el que los ministros saltan de una cartera a otra -o a ninguna, menos mal- y el de engancharse a una nueva liga, con la misma seguridad de que este año sí.
Y también empieza un nuevo curso escolar en Playa Blanca. Uno en el que nuestros estudiantes de secundaria seguirán levantándose casi de noche para llegar a su instituto a tiempo y en el que nuestros niños y niñas de primaria seguirán hacinados en un cole que se quedó chico hace tiempo.
Es curioso lo que sucede en el CEIP Playa Blanca, un colegio en el que de un curso para otro cambian más los profesores que los niños. Uno de los centros más deficitarios y al mismo tiempo de los de alumnado más numeroso. Pero a la vez, sin duda, el mejor en el que haya trabajado, en el que más ganas le echamos entre todos para salir adelante.
Y este curso promete. Prometemos, cuando menos, trabajo. Una directiva completamente renovada respecto a los últimos años y una plantilla de profesores que mezcla experiencia con la ilusión del recién llegado, prometemos sacar lo mejor del que sin duda es el alumnado más afortunado de la isla. Porque nuestros chicos y chicas son más que en ningún otro sitio, conviven en plena integración con infinidad de nacionalidades distintas y con la riqueza que otorga la variedad de procedencias, de costumbres y de peculiaridades.
Son chavales que se saben desenvolver en un centro de tres décadas adaptándose a barracones de plástico, a patios despellejados por el calor, a verjas caídas y a la falta de espacios y de profesorado, especialmente de apoyo. Alumnos acostumbrados a trabajar a diario en un cole masificado y sobreexplotado, muy lejos de los más modernos y privilegiados de la isla.
Un centro donde los recortes y la falta de atención de las administraciones resultan crueles obstáculos que tendremos, otro año más, que superar, pero que no nos frenarán. Un centro que cuenta ya con comedor, con transporte y, por fin, con un AMPA con intención de comenzar proyectos.
Pero la normativa es a menudo férrea y las posibilidades de un cole de nuestras características, escasas. Antes de poner el punto final les pido comprensión, padres y madres de Infantil, porque la etapa de 3 a 5 años no es obligatoria y por lo tanto no está en nuestra mano garantizar a los peques los servicios que la Consejería sí da a los mayores. Qué más quisiéramos, estamos en ello.
Y sin más, un ruego y un empujoncito. El ruego es que consigan que nuestros niños y niñas hagan los deberes, trabajen y sigan leyendo en casa. El empujón es para que den, junto a nosotros, un golpe en la mesa y consigamos que se termine y abra la guardería municipal atascada en la cancha trasera y que nos caiga del cielo un centro nuevo que integre infantil, primaria y secundaria cerquita del pueblo, no en Mácher. ¿Imposibles? No, solamente improbables.
Feliz curso 2013/14 a todos.