jueves, 5 de enero de 2012

Letras, chips y gominolas.



Los jóvenes no leen. ¡Ja! Me río yo de quien afirma esto. Qué equivocados estamos por no avanzar al mismo tiempo que ellos. Porque la verdad es que un joven medio de hoy, poco aficionado a la literatura, lee varias veces más al día que el mismo joven, no muy amigo de los libros, hace quince años. Lo que puede que suceda, tal vez, es que no lo haga de la manera que esperásemos o deseásemos que lo hiciera.

Un niño o una niña lee hoy sin cesar entre mensajes de texto, chats, las páginas de Internet y los videojuegos. Quizá no lea a Delibes, no conozca la poesía de Alberti y Verne le suene por las mil y una adaptaciones de cine, pero leer, lee. La base ya está. Nuestra misión como adultos es conseguir que esos mensajes y esos chats estén lo mejor escritos posible, con sus tildes y sus haches intercaladas, que las páginas que visita sean adecuadas, formativas y aún mejor, creativas, y que sus videojuegos no se centren sólo en disparar balas sino que le hagan pensar.  La literatura hoy es un arte que, junto a otros, crece y florece en las redes, el cine, las aplicaciones e Internet.

Encontrar la manera de que los niños y niñas de hoy adoren la literatura es muy distinto de obligarles a consumirla. La literatura juvenil e infantil es algo vivo, no se detiene en Dickens, ni Twain, ni Stevenson, raros extraterrestres para un crío del XXI, sino que disfruta del auge de la fantasía, de la novela de aventuras y hasta de la de suspense pensada para ellos. Desde Rowlling y su niño mago hasta Meyer y su telenovela vampírica, el éxito de Canciones para Paula o las revisitaciones de clásicos como Tolkien o Poe, encuentran su cuna en la difusión y promoción de estas obras a través de la red y de su adaptación al cine y a los videojuegos.

Saben que mi vida discurre entre libros, pizarras y aviones, y les aseguro que mis alumnos y alumnas leen. Conocen mi nombre porque lo vieron en Internet, el titulo de mis novelas mejor que mis propios amigos y hasta saben de qué tratan y me los piden. Hace dos cursos propuse un trabajo con el que les mostré que sus ídolos del cine Disney venían todos de las páginas de un libro. Les sorprendería saber cuántos me pidieron esas novelas para leerlas después.

Letras, chips y gominolas. Los jóvenes de hoy leen, nuestro aporte puede ser ayudar a que lean mejor. Y la Navidad es una buena época para intentarlo. Desde este cajón que me presta Yaiza te Informa, trataré cada mes de sugerir nuevas propuestas. Confío en no aburrirles. Feliz 2012 a todos.