
Resulta alucinante, ¿verdad? Editores, libreros,
autores, pedagogos, educadores, haciéndonos cruces porque hoy no se
lee y una vez más
nos sorprenden los americanos con un producto que arrasa como el que más.
Cuarenta millones de libros
vendidos en todo el mundo, que se dice rápido, algunos cientos de miles más, seguramente, mientras
escribo estas líneas,
toda la industria del cine pegándose por producir, dirigir o protagonizar la adaptación y una autora novel que pasa
de escribir relatos calenturientos en foros de Internet a encender,
literalmente, a mujeres de más de treinta países.
¿Pero qué hay detrás de la saga de Cincuenta
sombras de Grey, definida por ahí como "porno para mamás"? Pues muy sencillo, y
para explicarlo me voy a retrotraer a lo mío porque, lo creas o no, ahí empieza está historia.
En 1897 Bram Stoker publica Drácula, por supuesto toda la
literatura gótica
anterior ya había
explorado mil y un caminos en el embrujo del sexo y el dominio del hombre sobre
la mujer -en aquella época tocaba-, pero Stoker va más allá, crea la figura del Mal, del
peligro, como ser fascinante y sexualmente poderoso, ante el que la mujer no
puede más
que sentir una atracción inevitable. El conde vampiro como fantasía sexual oscura, rodeado de su
corte de vampiresas sumisas y de doncellas ansiosas de ser sometidas por él.
Dirás, ¿qué tiene que ver Grey con Drácula? Espera, sigo. Muchos años después el vampiro ha dado unas cuantas
vueltas, pero su encanto como símbolo sexual permanece, especialmente amplificado por el
cine. Una escritora desconocida, mormona y ultraconservadora, pega el pelotazo
con otra saga, Crepúsculo, en la que el vampiro vuelve a ser objeto de deseo, en este
caso, de una jovencita con las hormonas en ebullición. Pero hete aquí que en aras de los valores
religiosos de la autora, los protagonistas no pueden tener relaciones sexuales
hasta el matrimonio, lo que enerva y deja a medias a un buen número de sus lectoras, deseosas
de más
hincar el diente, nunca mejor dicho.
Pero estamos en la era
digital, aquí
apropiarse de los personajes de otros y darles la vuelta en relatos
autopublicados en Internet está más que consentido, se llaman fanfictions, y la red se llena con revisiones de Crepúsculo a manos de admiradoras con
las pasiones alteradas. Una de ellas se hace llamar Snowqueen's Icedragon y publica un relato titulado 'Master of the Universe' en el que
Edward y Bella consumaban, y de qué manera, lo que no podían hacer en la versión oficial.
Tan explícito resultaba y tanto buen
gusto tenía,
que su autora fue obligada a retirarlo de un buen número de páginas web. Sin embargo, ya con
el tinglado montado, la muchacha realizó algunos cambios en personajes y en la trama, se inventó un nuevo pseudónimo -E. L. James, bastante más digno- y cocinó el best seller de hoy día, un paso más en el Corín Tellado de toda la vida, el
hervor que les faltaba a las novelas de Arlequín. Un Drácula moderno en el que otro
aristócrata,
no vampiro pero con cámara subterránea y todo, somete a través de diferentes prácticas sexuales pasadas de
rosca a la inocente y sumisa fémina ensimismada de turno.
Lo sorprendente en este caso
no es el triunfo de una trama tan trasnochada, conservadora y anacrónica, sino la falta de voces
femeninas que se alcen para recordar que hoy, en esto de siglo XXI, se va a
someter al millonario guaperillas, si quiere, su prima. En fin.
Hola Miguel, no he tenido el gusto o el disgusto, aún no lo sé, de leer esta nueva saga, y los pocos comentarios que me han llegado son, curiosamente, de mujeres que la defienden a capa y espada y si es cierto que enaltece un estereotipo como el que has descrito me temo que más que avanzar volvemos a lo mismo de siempre, los complejos de Cenicienta siguen a la orden del día. De todas formas, y si me armo de ánimo intentaré leerla, pero ahora estoy con lecturas algo más densas y más interesantes, así que ya veremos.
ResponderEliminarUn saludo y gracias por tus artículos.
mJose.
http://loquinaria.blogspot.com.es
No podría estar más de acuerdo. De hecho las críticas que yo he leído (y que me he animado a inflar con las propias) difieren mucho, y me he fijado a conciencia, dependiendo de qué país sean las mujeres que hablen de Grey. El estudio que he hecho sobre esto, para abreviar, cuenta que mujeres digamos de países como España les aberra el trasfondo en sí y la forma en la que se cuenta la historia, mientras que mujeres de latinoamerica se sientes fascinadísimas con Grey y con su erotismo estimulante. La relación más estrecha que encuentro es el cómo se trata a las mujeres en la vida real según el sitio y de qué valor se les da. Yo lo dejo ahí.
ResponderEliminar